Origen de la fotografía |
Según la mayoría de los estudios, el 80% de los jóvenes en este tramo de edad son usuarios de redes sociales. En los últimos datos ofrecidos por Tuenti, ya son 13 millones de usuarios los que se relacionan a través de su red, generando el 15% de todo el tráfico web en España. Además están de media 100 minutos diarios, suben unos 4 millones de fotos al día, ven más de 30 años de vídeo diarios, ....
Esto hace que tengamos en nuestros centros de Secundaria una generación de alumnos hiperconectados y con un fuerte componente fuertemente en sus hábitos. Extienden su vida fisica (la que algunos llaman real, aunque son igualmente reales las de más allá y más acá de las pantallas) a las redes, y muchas veces replican comportamientos y generan conflictos, que evidentemente se amplifican por las propias características de las las redes sociales. No son conscientes de que, con todo lo que hacen, están contruyendo una identidad dentro y fuera de la red. Y aunque de la de fuera sí que se suelen ocupar los planes educativos de los centros, la de dentro se queda huérfana de acompañamiento y de tutorización.
Las redes sociales no son malas por definición. Tienen muchas virtudes que, además, se pueden aprovechar para el ámbito educativo. Uno de los retos que tenemos los docentes es ese precisamente: enseñar con redes sociales. El otro es educar sobre redes sociales, detectar comportamientos nocivos, problemas con sus riesgos potenciales, servir de guía en la construcción de la identidad digital de los alumnos, y mediar en los conflictos.
Pero para eso, no,podemos encontrar capado el acceso a las redes sociales en los centros educativos. No podemos ejemplarizar con sucedáneos como son las redes verticales como Edmodo, que son un magnífica herramienta para aprender con redes sociales, pero no para educar sobre ellas. Para ello, necesitamos las de verdad: hoy son Tuenti, Facebook y Twitter
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Hoy mismo hemos tenido que mediar en un conflicto entre dos alumnos del centro. Uno de ellos había subido y etiquetado una fotografía del otro obtenida en los vestuarios del gimnasio. La angustia de este último era inconsolable. Cada segundo era vital pues la primera acción era que el primer alumno eliminase la foto de la red.
No dudo que, de haberme puesto en contacto con la administración, me habrían abierto el acceso momentáneamente a las redes, pero quién sabe el tiempo que habría llevado esto. He tenido que acceder desde mi tablet con mi propia conexión 3G personal para empezar a solucionar el problema.
Esto no tendría que haber sido así.
Mi petición, por tanto, es clara: que las administraciones educativas reconsideren y reflexionen sobre la conveniencia o no de prohibir y capar el acceso a las redes sociales desde los centros educativos.
Creo que es responsabilidad de todos los agentes educativos: familias, docentes y Administración conocer las redes, sus ventajas, sus potenciales riesgos y educar en consecuencia.
Para mi todo lo que sea capar y restringir es el equivalente a censurar y eso no es nada más que ponerte una venda en los ojos.
ResponderEliminarSi piensan que por capar la redes sociales en los centros vas a conseguir que los alumnos estén más concentrados y hagan mejor sus tareas, se equivocan totalmente. Los alumnos buscarán otra cosa para despistarse (youtube, hablar con el compañero, mirar a las musarañas, etc.). El problema radica en otro lado que no es la conexión o desconexión a las redes sociales.
No digo más que lo breve si breve...
Un abrazo.
Supongo que todos tenemos ejemplos en nuestro entorno de lo absurdo de la prohibición de las redes sociales. Curiosamente los que prohiben son los que no las conocen porque no las usan. El miedo a lo desconocido, un cuento viejo. Como el de que el sentido común es el menos común.............
ResponderEliminarBuena entrada juan Carlos!
Muy de acuerdo con lo posteado y con el comentario. Pasan dos cosas a cuál más triste desde mi punto de vista. Los adultos se pasan añorando generaciones anteriores, alegando que antes se estudiaba, se leía, se respetaba, y un sin número de insensateces que ni ganas de enumerar. La otra, la peor, se desaprovecha la posibilidad de ser parte de esa red, que es mucho más horizontal y natural que un aula, y que posibilita no sólo el aprendizaje expandido y la convivencia de estilos de aprendizajes diferentes, sino también la formación de los ciudadanos digitales del futuro. Pff yo pensé que en el mundo desarrollado las cosas iban mejor.. y bueno, por tendremos que pelearla. Saludos!
ResponderEliminarLas redes sociales pueden ser una herramienta perfecta como complemento de nuestra acción educativa. El problema es igual que la prohibición de los móviles. Herramientas potencialmente magníficas pero que su mal uso las vuelven distracción en vez de ayuda para la educación en nuestros centros. Lo suyo sería conseguir el uso adecuado de todo sin tener que prohibir. Pero trabajamos con adolescentes...y requiere verdadera educación por parte de nosotros, los docentes...Porque..más de un docente utiliza su facebook cuando no debiera... Tenemos que dar ejemplo
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